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Historia del capitoné

Actualizado: 5 oct 2020

La técnica que caracteriza a Punto Grace es denominada en muchos lugares de América Latina como capitoné. El término capitoné viene del verbo francés capitonner cuyo significado es acolchar, almohadillar. Este mismo término es usado para describir otra técnica diferente y muy conocida utilizada no para realizar almohadones o bolsos sino para tapizar sillas, sillones, respaldares de cama y otros muebles. Sin embargo, tanto el efecto de volumen y sensación de acolchado como los pliegues y motivos geométricos que se buscan en ambos casos son similares, lo cual explica que a nuestro capitoné se lo haya decidido llamar en función de aquel otro. Las raíces de la técnica de capitoné utilizada por nosotras provienen en realidad de una técnica medieval inglesa denominada smocking, sobre la cual ahondaremos en otro post. Hoy vamos a centrarnos en la historia del término capitoné aplicado a elementos decorativos aunque nos desliguemos de nuestros almohadoncitos. En el 1700 comenzó la utilización del descarte de la seda, denominado capiton, para acolchonar los apoya brazos de los sillones y los respaldares. Para lograr firmeza, se ajustaba el tapizado formando motivos geométricos que se repetían a lo largo de toda la superficie. En el siglo XVIII se hicieron populares los sofás tapizados con terciopelo y abotonados formando motivos simétricos. Sin embargo, el máximo esplendor de estos muebles llega a principios del siglo XIX de manos de los ingleses, que luego lo esparcirán por el resto del mundo. Y con esto nos referimos al célebre sofá Chesterfield que todos habremos admirado alguna vez por su clase y elegancia, aunque no particularmente por su comodidad. Según dice la leyenda, el Conde de Chesterfield mandó a construir un sillón de cuero que fuera bien firme y que tuviera los apoya brazos a la misma altura que el respaldo. Algunos dicen que era para mantener a los que allí se sentaban en una buena postura que permitiera lucir bien sus trajes, otros que era para que la gente que iba esperando concertar una cita con él y debía esperar sentada a que él los recibiera, al no poder esperar cómodamente se vieran doblegados y se retirasen. Sea como fuere, la leyenda continúa y cuenta que en su lecho de muerte, el Conde se encontraba con su valet y su amigo Mr. Dayrolls. Se dice que las últimas palabras del Conde fueron dirigidas hacia su mayordomo y fueron la siguiente orden: "Give Mr.Dayrolls a chair", es decir, dele al señor Dayrolls una silla. El mayordomo, tomándose la orden de su señor de forma muy literal, en vez de indicarle al señor Dayrolls un lugar donde sentarse, le entregó el famoso sofá para que se lo llevara consigo a su casa como último regalo de su difunto amigo. El señor Dayrolls, admirado del buen porte del sofá, lo popularizó en su club inglés, de allí pasó a otras casas de clase alta inglesa, a otros clubes ingleses y a la larga terminó siendo un modelo familiar en todo el resto del mundo. Actualmente la técnica se utiliza en gran variedad de muebles, no únicamente en sofás. Se encuentra muy de moda y genera un efecto único en cualquier habitación donde se coloque un elemento en el que se la aplique.


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